UNA IDEA SOCIAL. Publicado por: EL PAÍS DOMINGO 27.02.11
Salomón Raydán tiene la fórmula para ayudar a los pobres sin gastarse un
euro. Este emprendedor social, nacido en Anaco (Venezuela, 1956), está al
frente de una asociación, Fundefir, que lleva 14 años promoviendo la creación
de grupos de crédito y ahorro que puedan autofinanciarse. Gracias al programa
Globalizer, de la organización Ashoka, ya ha exportado su idea a siete países
de tres continentes diferentes.
Los grupos se llaman Bankomunales en Latinoamérica, CAF en Europa, pero
en el mundo de la cooperación internacional son conocidos por ser un método que
supera los problemas del microcrédito. Raydán afirma que la clave está en
regular sin caer en la bancarización: "Quiero que los pobres sean su
propio banco".
La idea es simple, el mayor problema de los pobres no es la falta de
ingresos, sino la irregularidad de los mismos, por eso la clave está en un
sistema de crédito y ahorro que se adapte a las necesidades de los menos favorecidos.
¿Cómo? Todos los miembros del grupo aportan una cantidad de dinero a un fondo,
al que cualquiera podrá recurrir si lo necesita. La devolución se hará
mensualmente, en unas condiciones acordadas previamente.
De esta manera, el mismo dinero fluye de unas manos a otras. Cuando el agricultor empieza a devolver lo que pidió para comprar las semillas, el tendero solicita un crédito para comprar el arroz. Al final del año, ambos han aumentado su ahorro gracias al interés de sus créditos. En la unión está la fuerza: una forma de evitar los bancos, pero sin que los ahorros se queden debajo del colchón.
De esta manera, el mismo dinero fluye de unas manos a otras. Cuando el agricultor empieza a devolver lo que pidió para comprar las semillas, el tendero solicita un crédito para comprar el arroz. Al final del año, ambos han aumentado su ahorro gracias al interés de sus créditos. En la unión está la fuerza: una forma de evitar los bancos, pero sin que los ahorros se queden debajo del colchón.
Raydán sabe que el dinero genera dinero, por eso pretende enseñar esa
lección, así el beneficio del capital retribuye a la misma comunidad que se
autofinancia. Afirma que basta educación y método para que eso sea posible.
"Se convierten en dueños. En prestamistas de un dinero por el que obtienen
doble beneficio: el uso que hacen de él y el interés. Eso opera un cambio de
mentalidad muy fuerte", asegura repetidas veces.
La réplica a su explicación no se hace esperar: ¿nadie tiene la
tentación de quedarse con los fondos reunidos? "Método", contesta
lacónico. El compromiso se trabaja con la práctica (las cantidades reunidas
aumentan conforme se fortalecen los vínculos creados dentro del grupo), como si
los primeros préstamos fueran solo de prueba. Se crea sin proponerlo un código
de honor. En realidad, los préstamos colectivos son algo tradicional en América
Latina o en algunos pueblos de África, pero son sistemas que se basan en el
turno y no en la oportunidad. Raydán insiste en que su método añade una
educación financiera que actúa como barrera de seguridad. Lo cortés no quita lo
valiente, por si acaso hay un doble seguro: el dinero no debe estar nunca en
una mano. Diversificar disminuye el riesgo.
Pese a la suavidad de su acento venezolano y el tono didáctico de sus
explicaciones, Salomón Raydán se muestra molesto cuando se tacha de idealista
su sistema. Insiste en que no es una utopía: los créditos se devuelven en el
99% de los casos. "Empezamos en Venezuela, y funcionó. Seguimos por otros
países de Latinoamérica, y funcionó. Ahora estamos también en Europa, y en
África, operamos en siete países y seguimos funcionando", dice con
contundencia.
Raydán tiene un máster en la London School of Economics, pero no olvida
las lecciones que aprendió en la universidad, cuando estudiaba Filosofía:
"El dinero hoy en día está aguado en valores (sociales, integradores, de
confianza), tenemos que emplearlo para generar capital social". Mantener
la calidad humana del dinero es una de las máximas de los Bankomunales, pero
puntualiza que tienen una aplicación muy concreta: "Solo abogo por la
racionalización del sistema financiero, que lo local llene los huecos que no
alcanza lo global".
El método de las Bankomunales se está adaptando en España, aunque con
matices: los grupos son mayoritariamente de inmigrantes, y los préstamos se
emplean fundamentalmente como seguro para los gastos extra.
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