Tomado de: United explanations.
Cuando se habla de banca islámica, lo que llama la atención del
interlocutor en primer lugar es precisamente la prohibición de los intereses.
Pero las finanzas islámicas son mucho más que eso. El sector ha experimentado
un crecimiento considerable en los últimos tiempos. Sus principios basados en
la ética y sus atractivos instrumentos financieros lo han situado como una
posible alternativa a la banca tradicional.
Aunque su existencia data de los tiempos posteriores a la muerte del
Profeta, donde se establecieron sus principios acordes al Corán, no fue hasta
hace aproximadamente 40 años que se constituyó un sistema financiero que
adaptara sus principales instrumentos a la sharia o ley
islámica y a los tiempos modernos. Los primeros bancos islámicos
surgieron en los países del Golfo debido principalmente a la acumulación de
riquezas a raíz del descubrimiento del petróleo y la aparición de los
petrodólares. De hecho, sigue siendo en esta zona donde se encuentra el 35% de
sus activos.
La banca islámica en la actualidad
La industria la forman actualmente más de 500 instituciones repartidas
en 75 países. Entre los 292 bancos totalmente islámicos, las 115 compañías
financieras y las 118 compañías aseguradoras, se estima que sus activos totales
pasaron de 500 millones de dólares en 2007 a un billón en 2010, duplicando así
su tamaño en tan sólo tres años.
El sistema bancario islámico también se ha extendido, aunque de manera
más paulatina, por el Norte de África y Asia, donde convive con la banca
tradicional. En los últimos tiempos, debido al creciente número de musulmanes
en Europa y otras partes del mundo, los servicios financieros islámicos han
trascendido más allá del mundo musulmán y son ofrecidos no únicamente por
bancos islámicos, sino también por sus filiales islámicas en instituciones
financieras internacionales clásicas como HSBC o BNP Paribas, que han comenzado
a proporcionar a sus clientes productos financieros acordes a los principios de
la sharia. En la actualidad diversos bancos prestan servicios de este
tipo en países como Alemania, Canadá, China, Estados Unidos, India, Japón,
Luxemburgo, Suiza y el Reino Unido.
Finanzas islámicas frente a la crisis global
La actual crisis económica global ha sido sin duda la que ha hecho poner
de relieve el interés por las finanzas islámicas a nivel internacional. Son
cada día más los inversores, musulmanes o no, que deciden apostar por este tipo
de productos ya sea porque se adecuan a sus creencias ideológicas o simplemente
porque representan una nueva alternativa para sus inversiones. El principal
atractivo es la ausencia de interés en el crédito y su limitado riesgo, ya que
la relación entre banco y cliente no es la clásica entre acreedor y deudor, si no
que se trata de una relación en la que ambas partes comparten tanto riesgos
como beneficios.
Además, no podemos olvidar que aún en los peores años de la crisis
financiera global, la banca islámica ha mantenido un crecimiento, aunque más
moderado que en años anteriores, pero suficientemente estable. Los principales
analistas financieros han documentado como este mercado se ha visto
considerablemente menos afectado por la crisis financiera internacional, en
buena medida gracias a las restricciones impuestas a su estructura y el
contenido de su principales instrumentos. El respaldo obligatorio de las
operaciones por un activo real actúa de freno al excesivo aumento del crédito
en momentos de auge. Debido a los principios en los que se basa, la banca
islámica permite una valoración de los instrumentos financieros mucho más
transparente, en contraposición a los productos financieros tan complejos para
la mayoría usados en la banca convencional.
Aunque en la actualidad la industria financiera
islámica supone únicamente alrededor del 2% de la totalidad de la banca
mundial, su enorme potencial de crecimiento y sus atractivos productos
financieros hacen que algunos analistas consideren que en un futuro esta podría
incluso desplazar por completo a la banca tradicional.
Principios en los que se basa la banca islámica
El Islam posee su propio paradigma de las relaciones económicas basado
en normas derivadas de la sharia. La sharia especifica, entre
otras cosas, las normas para la asignación de recursos, los derechos de
propiedad, la producción y el consumo, el funcionamiento de los mercados y la
distribución de la riqueza. Del mismo modo, también especifica los requisitos
que definen el marco en el que el sistema monetario y bancario puede operar. El
núcleo de este marco es que, como mecanismo para la asignación de recursos
financieros, el tipo de interés es sustituido por una tasa de retorno sobre las
actividades reales.
Aunque la ausencia de interés es una característica central en el
sistema financiero islámico, no es en absoluto la única que posee. En realidad,
la banca islámica no rechaza el beneficio, por el contrario, como cualquier
otra actividad financiera busca maximizar en la mayor medida posible su
capital. Sin embargo, la sharia especifica los modos lícitos para poder
obtenerlo. Aunque con algunos matices según las diferentes interpretaciones de
las distintas escuelas jurídicas, los principios fundamentales sobre los que se
basan las finanzas islámicas son los siguientes:
• Contenido Halal: El término halal designa todo lo
que está permitido por la sharia. Es además uno de los rasgos
distintivos de la banca islámica donde, a diferencia de las finanzas
tradicionales en sentido occidental, se involucran factores de carácter ético y
moral. Una actividad puede ser económicamente viable, pero puede no estar
permitida ya que se exige que las operaciones financieras sean acordes con la sharia.
Como consecuencia, se prohíbe financiar todas aquellas actividades consideradas
inmorales e incompatibles con la ley y tradición islámica. En términos más
amplios, la sharia prohíbe el financiamiento de toda actividad
considerada dañina para la sociedad en su conjunto como las vinculadas al
consumo de alcohol o drogas, los juegos de azar y apuestas de cualquier tipo,
la industria porcina, la pornografía o la fabricación y venta de armas de
destrucción masiva.
• Prohibición de Riba: La prohibición de pagar o recibir
un interés fijo se basa en el principio islámico de que el dinero es sólo un
medio de intercambio, una forma de definir el valor de una cosa, no tiene valor
en sí mismo y, por lo tanto, no se debe permitir que este dé lugar a más dinero
simplemente por ser depositado en un banco o prestado a otra persona. El
esfuerzo humano, la iniciativa y el riesgo invertido en una empresa productiva
son más importantes que el dinero utilizado para financiarlo. Sin embargo, esta
prohibición no se debe confundir con las tasas de retorno o las ganancias del
capital, ya que los ingresos y la distribución de los beneficios generados por
la actividad económica real son alentados por el Islam. Pero mientras que el
beneficio simboliza la creación de riqueza adicional a través de una iniciativa
empresarial exitosa, el interés, determinado a priori, es un costo que se
acumula con independencia del resultado de las operaciones comerciales y puede
crear riqueza incluso si hay pérdidas en el negocio.
• Prohibición de Gharar: Este principio fundamental en las
finanzas islámicas establece la prohibición de la presencia de cualquier
elemento de incertidumbre o ambigüedad en los contratos comerciales acordes a
la sharia. Un ejemplo de gharar son los juegos de azar, ya que el
jugador desconoce el resultado final de la apuesta.
• Prohibición de Maysir: El término maysir
significa literalmente juego de azar o suerte, actividad totalmente prohibida
por la sharia ya que se considera que con ello únicamente se consigue
dinero sin esfuerzo y se transfiere la riqueza pero no se crea de nueva. Como
extensión se entiende que también queda prohibida cualquier forma de
especulación que juegue con el concepto de tiempo para obtener beneficios, lo
que incluye los contratos de mercado de las finanzas convencionales.
Además, todas las actividades financieras deben tener una finalidad
material y estar relacionadas, directa o indirectamente, con una actividad
económica real. Las transacciones deben estar respaldadas por activos reales
tales como inmuebles, vehículos, o minas de oro u otros recursos naturales. Del
mismo modo, las inversiones se pueden llevar a cabo únicamente a través de
activos reales y duraderos. Con todo ello se evita la especulación y
actividades como la venta en descubierto quedan totalmente prohibidas.
El futuro de las finanzas islámicas
Sin duda, la creciente industria financiera islámica puede contribuir
enormemente a la implantación de un sistema económico equitativo, que respete y
participe en el desarrollo social. También puede dar respuesta a todos aquellos
que buscan un nuevo producto que aleje sus ingresos de las financiaciones poco
éticas a las que recurren las grandes entidades en la actualidad y que en
contraposición trate de buscar el beneficio colectivo en vez del lucro
individual. Sin embargo, la gran tecnicidad que se ha adueñado de este ámbito
puede de algún modo llegar a eclipsar los auténticos desafíos con los que se
encuentra actualmente este tipo de finanzas.
No hay que olvidar que desde sus inicios en los años 60, esta ha sido
una industria elitista dirigida sobre todo a las fortunas de las
petromonarquías, mientras que las clases medias y las pequeñas y medianas
empresas de países musulmanes siguen teniendo dificultades para encontrar
servicios bancarios que respeten su ética. Según un estudio publicado por el economista
Patrick Honohon en 2007 , se estima que el 72% de los habitantes de países con
mayoría musulmana no utiliza servicios financieros formales. Incluso donde
existen estos servicios financieros, se continua considerando en cierto modo
que los productos convencionales son incompatibles con los principios
financieros establecidos en la ley islámica. Por esta razón, en los últimos
años, algunas instituciones microfinancieras (IMF) han iniciado la oferta de
servicios a clientes musulmanes de bajos ingresos que busquen este tipo de
servicios, lo que ha dado lugar a un nuevo mercado en auge actualmente: las Microfinanza islámicas.
Esta nueva alternativa representaría de un modo más palpable los
principios islámicos, también sería aplicable a la ética universal y, por qué
no, facilitaría la expansión de este tipo de finanzas a todo el mundo. En ella
se representa la mezcla de las dos industrias, las finanzas y las Microfinanza
islámicas, eso explica su gran potencial y gran crecimiento, ya que puede
satisfacer a los que más poseen a la vez que se combina con el principio
solidario islámico de ayuda a los más desfavorecidos. Aun así, las Microfinanza
islámicas están dando sus primeros pasos, y recién están apareciendo los
modelos de negocios en este campo. Aunque es cierto que en Gran Bretaña, el
país más avanzado de Europa en este aspecto, se pueden encontrar productos
financieros islámicos como la murabaha manzil o hipotecas halal en
bancos como el HSBC o el Islamic Bank of Britain, estas instituciones
están todavía muy lejos de responder a la demanda y de favorecer la creación de
empresas.
¿Te gusto esta entrada?. Compartela. Comentala
No hay comentarios:
Publicar un comentario