26 jul 2014

Personalidades financieras: El exitoso y triunfador



Por: Salomón Raydán
Es una personalidad muy habitual entre los inversores, ejecutivos y empresarios. Tienen tendencia a interesarse por lo financiero
Desde hace algunos años he venido trabajando sobre lo que ahora se conoce como “Economía Emocional” o también “Behavioral Finance”, cuyos orígenes se encuentran en el premio Nobel de economía Daniel Kahneman. Mi interés en este tema se centra en buscar conectar lo que llamo la visión del dinero y su relación con la pobreza económica.
Ya hemos hablado antes de otro tipo de personalidades, pero en esta oportunidad hablaremos sobre el exitoso y triunfador. El marco referencial del tipo de personalidades se basa en el “Eneagrama Emocional”. Repito que se trata de una tipología (entre otras igualmente válidas), que a mi juicio ha sido suficientemente estudiada como para tomarla de base sobre la cual comenzar a establecer esa relación emoción-dinero-pobreza.

No existen personalidades ni buenas, ni malas, ni puras. Todos tenemos una mezcla de características que se presentan en distintas personalidades, pero hay rasgos particulares muy presente en nuestra manera de ser y actuar. Existen también niveles más o menos relevantes, es decir, algunos rasgos de estas personalidades están presenten con mayor o menor fuerza, dependiendo de nuestra capacidad de reconocerlos y controlarlos.
El exitoso y triunfador se representa en el Eneagrama Emocional como “Pavo Real” y se caracteriza por ser eficiente, práctico y seguro de sí mismo. Está muy orientado a la imagen y por lo tanto tiene una gran preocupación por la manera en que se muestra.
El éxito para este tipo de personalidad es muy importante, pues se identifican más con lo que hacen que con lo que son.
Son eficaces en la gestión y responden mucho al típico ejecutivo agresivo y triunfador en los negocios. Tienen poco contacto con su naturaleza interior y suplen esa falta de contacto con un exceso de actividad, muchas veces orientada a inflar el ego. Viven siempre de prisa, con miles de cosas por hacer y siempre pensando en la próxima actividad.
Son muy poco tolerantes ante el fracaso y mantienen una distancia emocional con los demás y consigo mismo, que puede resultarles en baja capacidad para establecer relaciones afectivas de significado. Tienden a ser excesivos en su culto por el dinero, el éxito, el triunfo y en establecer relaciones y amistades basadas en costo-beneficio.
Tienen como fijación la eficacia y evitar el fracaso, hasta el punto que esto puede convertirse en un factor muy paralizante.
Es una personalidad muy habitual entre los inversores, ejecutivos y empresarios de éxito. Tienen tendencia a interesarse por los negocios financieros.
Normalmente es un consumidor de lujo, algo glamoroso porque el éxito está representado en lo externo y por lo tanto se debe mostrar. En este sentido el dinero es la mayor prueba del éxito de allí que los fracasos económicos tienen consecuencias realmente nefastas en estas personalidades.
Como inversionistas el miedo al fracaso los puede llevar a tomar riesgos exagerados, sobre todo si no han alcanzado los éxitos tempranos que les permita mostrar el sentido de la vida. En su lado más oscuro esta personalidad puede caer con cierta facilidad en ser un embaucador financiero.

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