Por: Salomón Raydán |
Estas personas, siempre dispuestas a tender una mano, pueden ocultar
detrás de tanta amabilidad un juego de manipulación y captación de fidelidades.
Desde hace algunos años he venido trabajando sobre lo que ahora se conoce
como Economía Emocional o también Behavioral Finance, cuyos orígenes se
encuentran en el premio nobel de economía Daniel Kahneman. Mi interés en
este tema se centra en buscar conectar lo que llamo "la visión del
dinero" y su relación con la pobreza económica.
Se trata, por supuesto, solo de una tipología (entre otras igualmente
válidas), que a mi juicio ha sido suficientemente estudiada como para tomarla
de base para establecer esa relación emoción-dinero-pobreza.
No existen personalidades ni buenas, ni malas ni puras. Todos tenemos
una mezcla de características que se presentan en distintos perfiles, pero hay
rasgos particulares muy presentes en nuestra manera de ser y actuar. Existen
también niveles más o menos relevantes, es decir, algunos rasgos de estas
personalidades están presentes con mayor o menor fuerza, dependiendo de nuestra
capacidad de reconocerlos y controlarlos.
La característica básica del altruista
o ayudador es su necesidad compulsiva de ayudar a los demás, como un mecanismo
para la obtención de cariño y reconocimiento. Son generalmente personas con una
fuerte necesidad de amor y aprobación.
Son individuos que se perciben a sí mismos como generosos, empáticos,
amables y disponibles para los demás; sin embargo, pueden ocultar detrás de esa
supuesta generosidad un juego de manipulación y captación de fidelidades.
Algunos consideran que esta tendencia a socorrer o ayudar nace de un
mensaje inconsciente que remarca que "no está bien tener necesidades
propias" y por lo tanto las necesidades importantes son las del otro.
Aunque les atrae el poder y el éxito, no siempre los ejercen ellos
directamente. Saben moverse muy bien como asistentes de gente con poder y
exitosa y muchas veces juegan el rol de "asistentes perfectos",
porque están muy pendientes de las necesidades del jefe, sus clientes, amigos,
familiares y aliados.
En cuanto a su relación con el dinero, en general, no están muy
interesados en las finanzas y desarrollan una fuerte tendencia a usarlo para
cubrir necesidades de los demás, especialmente de sus familiares y amigos,
hasta el punto que llegan a crear fuertes lazos de dependencia.
Algunos pueden llegar a asumir sacrificios financieros para promover el
éxito de otros, pero no siempre guiados por impulsos de generosidad, sino más
bien por un sentimiento de obligación o necesidad de ser apreciado.
No son particularmente ahorrativos y, como hemos señalado, tienden a
gastar inclusive más de lo que pueden, para ayudar a otros, especialmente a
familiares o amigos cercanos. Suelen, por ejemplo, dar ayudas o préstamos
económicos, pero prefieren que la gente esté agradecida y retorne los favores
desde el punto de vista emocional (cariño, atención) más que desde el
económico.
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