La respuesta que ha encontrado la sociedad para
ofrecer servicios financieros a los pobres, ha sido la bancarización, especialmente
a través de los modelos microfinancieros. No hay duda de que esta ha sido una
solución importante, pero limitada, pues se ha concentrado fundamentalmente en
el crédito hacia las personas con actividades empresariales, lo que deja por
fuera a las necesidades de otros servicios financieros diversos, a millones de
personas que no son precisamente microempresarios, y que no requieren créditos.
Solo un porcentaje de los sectores pobres, rurales o
urbanos, está conformado por pequeños empresarios y solo un porcentaje menor de
esos empresarios, necesita del tipo de crédito que verdaderamente, justifique
operaciones de la banca formal. Muchos de los montos requeridos por esos
pequeños empresarios pueden y de hecho son satisfechos con medios distintos a
los formales. Creemos que es posible dar un giro a la visión que ha imperado
tradicionalmente y poner mayor atención en lo informal, como mecanismos que
pueden ser utilizados eficientemente para satisfacer esas necesidades
financieras de los sectores de menores ingresos. Para ello hemos desarrollado
métodos innovadores, que contribuyan a superar las limitaciones existentes en
estos mecanismos informales y, adicionalmente, transformarlos para que agreguen
valor más allá de lo financiero, sin perder las características que los hacen
tan populares. Nuestra experiencia muestra que aún en aquellos sitios donde el
índice de bancarización es alto, lo informal persiste y se utiliza con fuerza.
En comunidades donde hay acceso a servicios formales, un gran porcentaje de la
población sigue utilizando ampliamente los mecanismos informales básicamente
porque ellos representan una opción válida, con componentes muy eficientes, que
los hacen especialmente útiles para las poblaciones de bajos ingresos.
Nuestro modelo de Bankomunales, ha encontrado muy
buena aceptación en sociedades bancarizadas, porque en él se conjugan elementos
más allá de lo financiero.
Las dificultades que ha mostrado el sistema formal para alcanzar amplios
sectores de la población, en especial, pero no exclusivamente a los rurales, no
son de las menores. Realmente no creo que por esa vía se logrará atender eficientemente
estos sectores, pese al desarrollo de las microfinanzas y la reciente incorporación
de novedosos instrumentos tecnológicos como la banca móvil. La realidad del
asunto es que los problemas de costos pesan, y mucho. Por ello no es casual ver
cómo se inicia una fuerte crítica hacia los programas de microfinanzas, pues el
costo de la tasa que pagan los usuarios es verdaderamente alto. Hace muy poco
el mismo Mohamed Yunnus, considerado padre de las microfinanzas y Premio Nobel
de la Paz, criticó el camino que ha tomado la industria microfinanciera
tradicional y consideró injustas las altas tasas que están cobrando la mayoría
de las instituciones microfinancieras en el mundo. Las reacciones a esta
posición no se hicieron esperar y desde muchas instituciones de microfinanzas surgieron voces reprochando
la posición tan estricta del profesor Yunnus. Explican los directivos de estas
instituciones que para poder cubrir sus costos operativos y mantener índices
razonables de rentabilidad, era necesario cobrar tasas reales y no subsidiadas.
Independientemente de lo que podamos decir, existe la idea generalizada de que
para movilizar inversión hacia el sector microfinanciero, es obligatorio
mantener índices de rentabilidad atractivos, y por lo tanto, las altas tasas de
interés son un factor que contribuye a sostener esta rentabilidad. Los costos
siguen y seguirán siendo importantes. La bancarización es una herramienta
limitada y muchas veces ineficiente para atender ciertos sectores. Por lo tanto,
creemos que hay que perder el miedo al uso de los mecanismos informales que han
mostrado tener gran capacidad para atender sectores marginados y excluidos. Es
posible rescatar mucho de los elementos que usan los mecanismos informales de
ahorro y crédito eliminando de ellos lo que impida su aplicación con seguridad.
Con la Otra Microfinanza a través de los
Bankomunales, tendremos modelos de atención financiera eficientes y mucho menos
costosos.
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