10 nov 2014

¿Ahorrar para qué?



Se requiere de un enfoque adecuado del ahorro, para lograr mejoras económico-financieras personales. El ahorro más allá de ser una fuente de seguridad es también una muy importante fuente de inversión, que podemos utilizar sin mayores contratiempos.
En los Bankomunales por ejemplo, la mayoría de las personas pagan sus créditos (la tasa de recuperación supera el 99%), pero así como le pagan al Bankomunal, se podrían pagar así mismos si utilizaran sus ahorros (y sin tener que desembolsar intereses para otros), pero la visión del ahorro como instrumento de seguridad y no de inversión, le impide a muchos hacer esto.
Nuestra desconfianza es tal, que aún los ahorros que no están en nuestra propias manos, que no manejamos directamente, como los de las cajas de ahorros, los de política habitacional o los de las prestaciones sociales, prácticamente los sentimos como no propios, como si no fuesen nuestros.

En los ejercicios que hacemos con los miembros de los Bankomunales para ayudar a determinar su patrimonio, más del 90% de las personas, no incluyen inicialmente los fondos de las cajas de ahorro o los de prestaciones sociales, como parte de sus activos. Esos fondos son “invisibles” en la contabilidad de las personas.  Imaginen lo que significa que prestaciones o dineros guardados por años en las cajas de ahorro, no los incluyamos en nuestra contabilidad familiar. Los efectos de este hecho sobre nuestra economía personal o familiar, son sin duda, contrarios a la generación de una mentalidad productora de riqueza.
Recuerdo una reunión con una señora de un Bankomunal en una comunidad del Municipio Arismendi en Margarita. Yo insistí en tratar de hacerle ver lo inadecuado de pagar intereses por un crédito, cuando ella tenía ahorros para financiar lo que quería hacer, sin embargo me fue imposible hacerle ver la lógica detrás de mi razonamiento. Su respuesta fue: “Salomón, yo sé que voy a pagar porque yo siempre he pagado mis créditos, pero no tener los ahorritos  en mi cuenta me da mucho susto….”.
Lo que pude entender es que esa protección que le brindan los ahorros, es fundamental para su funcionalidad social. Es normal que veamos en el ahorro un elemento de seguridad, pues la sociedad no ha generado instrumentos eficientes para brindar esa protección. Desconfiamos, la mayoría de las veces, de la protección que nos debía brindar un seguro, o el sistema estatal de pensiones, o de los servicios públicos de salud. En general desconfiamos de las respuestas sociales a nuestra necesidad de protección y solo confiamos en nuestra propia capacidad individual para solventarlo.
Esta visión del ahorro como mecanismo de protección, independientemente de cuan justificada sea, trabaja en contra de una población inclinada a la generación de riqueza económica, o a la de una sociedad que destina sus ahorros para el disfrute personal y familiar. No importa si se deterioran con la inflación. No importa si con esos ahorros puedo financiar una inversión. No importa si con ellos puedo pagar una vacación o comprar un producto que deseo como familia. Lo importante es que si me pasa algo (normalmente de salud) tengo los “realitos” en el banco.  El razonamiento es “Mis ahorros me protegen” y aunque esto generalmente no es del todo cierto, produce una seguridad emocional que nos tranquiliza. Sin duda que desde el punto de vista estrictamente financiero, esa visión del ahorro no apoya nuestro crecimiento económico. 


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