La historia del microcrédito moderno comienza en los años 70 con cuatro
entidades: en 1970 Bank Dagang en Bali (Indonesia), en 1971 Opportunity
Internacional en Colombia, en 1973 ACCION International en Brasil, y en 1976
Grameen Bank en Bangladesh. Si bien el concepto de créditos cooperativos a bajo o
nulo interés enfocados en fomentar la independencia económica y la cooperación
recíproca no es algo nuevo en la economía política, el concepto del
microcrédito nació como propuesta del catedrático de economía Dr. Muhammad Yunus, quien comenzó su lucha contra la pobreza en 1974 durante la hambruna
que padeció la población de su tierra natal, Bangladesh, uno de los países más
pobres del planeta. Yunus descubrió que cada pequeño préstamo podía producir un
cambio sustancial en las posibilidades de alguien sin otros recursos para
sobrevivir. El primer préstamo que dio fueron 27 dólares de su propio bolsillo
para una mujer que hacía muebles de bambú, de cuya venta los beneficios
repercutieron en sí misma y en su familia.
Sin embargo, los bancos tradicionales no estaban interesados en hacer
este tipo de préstamos, porque consideraban que había un alto riesgo de no
conseguir la devolución del dinero prestado. En 1976, Yunus fundó el Banco
Grameen para hacer préstamos a los más necesitados en Bangladesh. Desde
entonces, el Banco Grameen ha distribuido más de tres mil millones de dólares
en préstamos a 2,4 millones de prestatarios. Para asegurarse la devolución de
los préstamos, el banco usa un sistema de "grupos de solidaridad";
pequeños grupos informales que solicitan préstamos en conjunto y cuyos miembros
actúan para garantizar la devolución del préstamo y se apoyan los unos a los
otros en el esfuerzo de mejorar económicamente. Según el proyecto ha ido
creciendo, el Banco Grameen ha desarrollado otros sistemas alternativos de
crédito para servir a los necesitados. Además de los microcréditos, ofrece
préstamos para la vivienda, así como financiación para proyectos de riego,
textiles, pesca y otras actividades.
A mediado de los 70, los primeros organismos que comenzaron a dar o a
organizar microcréditos fueron ONGs. A principio de los 80 estos organismos
comenzaron a ver frutos de este proceso, muchos de ellos comenzaron a darse
cuenta que este esfuerzo podría ser sostenible porque la recuperación de cartera
(deudas) era casi perfecta. A partir de que estas organizaciones encuentran el
punto de equilibrio (suficientes microcréditos para pagar los costos fijos) hay
un crecimiento rápido de estos programas. A principios de los años noventa, al
evidenciarse una disminución en el flujo de donaciones y recursos
subvencionados, algunas instituciones financieras optaron por constituir bancos
o sociedad es financieras formales y reguladas prudencialmente por las
superintendencias de bancos de sus países. Algunas ya lo han efectuado y muchas
otras se encuentran en proceso de hacerlo. Los bancos involucrados en el
proceso se dieron cuenta que era un negocio rentable y comenzaron a desarrollar
mecanismos para servir este mercado. En 1996, la Corporación Andina de Fomento
(CAF) decidió apoyar a la identificación, fortalecimiento y consolidación de
estas instituciones financieras que trabajan contribuyendo al desarrollo de la
microempresa.
Existe hoy, en Venezuela, donde obligatoriamente por Ley, la banca
privada y pública debe
destinar al otorgamiento de microcréditos el equivante al tres por ciento (3%)
de la cartera crediticia al cierre del ejercicio semestral anterior a y la tasa de interés a cobrar es fijada por
el Banco Central de Venezuela y van dirigidos estos créditos a pequeños
empresarios que no tengan mas de 10 empleados o generen ventas anuales hasta
por la cantidad de 9000 UT.
A finales
de los 90 en nuestro país nace, impulsadas por Fundefir, una alternativa diferente de microcrédito a través de los llamados
Bankomunales, los cuales funcionan
con recursos aportados exclusivamente por los mismos Socios. Estos recursos son
manejados por una Junta Directiva y una Junta Administradora rotativa,
constituidas y elegidas por los mismos Socios. Los dineros aportados son
utilizados para otorgar créditos a los mismos asociados. A medida que los
créditos se van pagando y que el capital aumenta por la venta de nuevas
acciones, se van dando nuevos créditos, que a su vez se van pagando y van
generando nuevas ganancias, lo cual permite dar otra vez nuevos créditos y así
sucesivamente, esta innovadora metodología se ha nominado la otra Microfinanza y ha sido exportada a 14 países
en 4 continentes.
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